Facilitando herramientas y metodologías que permiten la identificación de retos y el co-diseño de soluciones.
Las nuevas generaciones de profesionales sanitarios presentan un comportamiento sociocultural distinto, caracterizado por nuevas motivaciones y prioridades. Esto implica un gran cambio en la manera de comunicarse, informarse y formarse, determinado mayoritariamente por el uso de las tecnologías y los canales digitales.
La formación médica es un aspecto clave para que los profesionales sanitarios puedan mejorar el abordaje de las patologías y de los pacientes. Dentro del nuevo contexto, los formatos existentes están quedando obsoletos, descuidando las preferencias del sanitario, y obviando la gran variedad de formatos virtuales y presenciales que podrían ayudar a personalizar esta educación.
Desde Living Lab, se ha planteado explorar el reto de cómo ofrecer modelos formativos más atractivos a los profesionales sanitarios, para así entender las necesidades que ellos detectan en el modelo actual y cómo dar respuesta a los intereses que aún no están siendo cubiertos.
Basándonos en una metodología propia que tiene sus raíces en el Design Thinking, se han realizado un total de 3 sesiones en las que han colaborado más de 25 profesionales de 15 centros sanitarios distintos. Las especialidades que han participado son cardiología, pediatría, neurología, medicina de familia y medicina interna. Además, para una visión más completa, se han incluido a perfiles de diferentes grupos de edad.
El reto definido y priorizado por los profesionales ha sido: “¿Cómo podríamos generar una propuesta formativa de valor adaptada a los hábitos y generación de cada profesional sanitario?”
Se han segmentado los profesionales sanitarios en dos arquetipos diferenciados, principalmente por edad y su relación con los canales y formatos de formación:
Arquetipo 1: Está en sus primeros años como profesional sanitario y tiene un gran interés por ampliar sus conocimientos.
A menudo, le agobia que la oferta formativa suceda siempre fuera del horario laboral, y además considera que los formatos utilizados son poco atractivos y se han quedado obsoletos para sus habilidades e intereses.
Arquetipo 2: Lleva toda la vida estudiando y ejerciendo la medicina. Su generación siempre ha dedicado mucho tiempo a formarse, incluso fuera de la jornada laboral.
Uno de sus mayores problemas es que, actualmente, la amplia oferta formativa le genera saturación y no tiene herramientas que le recomienden o le permitan filtrar aquellas iniciativas en las que tiene mayor interés.
Se ha trabajado en dos equipos diferentes uno para cada arquetipo detectado en la primera sesión. En cada grupo, se realizó un brainstorming de ideas para el reto propuesto, priorizando las siguientes soluciones:
Equipo 1: una aplicación de formación sanitaria basada en un modelo de fast-learning.
Equipo 2: un software que permita filtrar, ordenar y centralizar toda la información sobre formaciones médicas, según los intereses de cada profesional.
En la última sesión, se ha trabajado en el diseño de varios mock-ups y funcionalidades concretas de las ideas propuestas. Con esto, ¡seguiremos trabajando a nivel interno en las soluciones!
A través de los inputs obtenidos junto con los participantes a lo largo del proceso, los principales aprendizajes y puntos clave que destacamos son:
Existe una sobreoferta: los profesionales sanitarios reciben una gran cantidad de ofertas formativas sin ningún tipo de filtro. Para responder a sus necesidades y asegurar un impacto aplicable, todas estas formaciones deberían estar centralizadas y se deberían poder personalizar según intereses, tipología y tiempo con el que cuenta cada profesional
Las temáticas transversales ganan peso: las formaciones no estrictamente clínicas cada vez generan más interés. Los profesionales reclaman temas relacionados con la investigación (cómo desarrollar un ensayo, gestión estadística, etc.), comunicación médico-paciente y habilidades TIC.
La gamificación: generalmente se detecta en los profesionales que los formatos actuales les resultan poco atractivos y han quedado obsoletos para sus intereses y motivaciones. La gamificación se baraja como una herramienta complementaria de mucho interés ya que facilitaría el engagement con los contenidos y hace más dinámica la formación.
Compensar el esfuerzo: muchas formaciones se realizan fuera de la jornada laboral y los médicos deben realizar un sobreesfuerzo en asistir a estas. Por ello, requieren un reconocimiento y sugieren algunas recompensas que les ayudarían a seguir creciendo como profesionales. De entre las sugerencias se destacan: créditos formativos, acceso a congresos, más comodidad a la hora de formarse, etc. Una buena propuesta de valor es clave.
La transferencia de conocimiento: En cada centro sanitarios, en cada servicio, y en cada comunidad médica nacional e incluso internacional, se produce conocimiento. Esto comporta gran cantidad de información, pero si se trabaja en recogerla, procesarla y compartir aquello más relevante, lograríamos una medicina compartida y un aprendizaje más completo.
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